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El mundo exclusivo del lujo

Villa Punta Paloma, perfecto para los amantes de la desconexión

Una verdadera primicia en un entorno único de la Tarifa más bohemia y relajada, destinada a todos aquellos que busquen sacar su espíritu más aventurero al mismo tiempo que reclamen paz y tranquilidad lejos del bullicio habitual.

Viajamos hasta el punto más meridional de Europa, donde el camino del Mediterráneo llega a su fin mientras la cercanía del continente africano comienza a sentirse. Ahí, en un rincón ubicado en la región salvaje y escarpada de Tarifa bañado por las aguas mediterráneas en su encuentro con el Atlántico y rodeado de la expresión de la naturaleza más pura, se abre la puerta a Villa Punta Paloma. De la mano del icónico Marbella Club Hotel • Golf Resort & Spa y destinada a los viajeros más exigentes, ofrece el privilegio de una casa privada con un estilo y servicio únicos en un entorno insuperable, perfecto para los amantes de la desconexión en todas sus formas.

Villa Punta Paloma es, sin duda, una verdadera primicia en la zona destinada a todos aquellos que busquen sacar su espíritu más aventurero al mismo tiempo que reclamen paz y tranquilidad lejos del bullicio habitual. Todo ello disponible para el uso exclusivo de 10 huéspedes que, durante su estancia y distribuidos alrededor de sus 5 dormitorios, que comparten la estética cuidada de las villas de Marbella Club, podrán disfrutar del lujo más desenfadado y del ritmo lento de Tarifa.

Un homenaje a su ubicación y a la pureza de su paisaje

Desde la aventura hasta la relajación y el descanso, esta villa conjuga adrenalina con la paz y tranquilidad propia de un enclave único en el que el paisaje montañoso de una reserva natural protegida, la Reserva Natural El Estrecho, se fusiona con el mar, en un asentamiento sobre un acantilado a pie de playa y con acceso directo a esta por un camino de piedra natural y vigas de tren.

Con vistas panorámicas al lugar donde se fusionan las aguas del Mediterráneo con el océano desde cada ángulo e inundada de la cálida luz que brinda esta zona, Punta Paloma rinde homenaje a su entorno y a las costumbres e historias que esconde este insólito rincón de la Costa de la Luz.

Un tradicional pueblo de pescadores, considerado uno de los secretos mejor guardados de Andalucía, lugar donde Aníbal desembarca con sus famosos elefantes y que mantiene las huellas de los asentamientos fenicios, romanos y ha sido testigo de numerosas batallas y ataques entre cristianos y musulmanes e incluso Napoleón.

Así es como su ubicación y su pasado lo convierten en un lugar de encuentro de culturas y corrientes artísticas de todo el mundo que han dejado su esencia y lo han convertido en un rincón bohemio e inspirador, punto de encuentro de escritores, artistas y músicos.

El cuidado y su esencia mediterránea se refleja en cada detalle, desde sus exteriores hasta su espacio interior. Su estructura original de piedra de Tarifa, con un guiño a la estética balinesa, y los techos de pizarra se mantienen para mezclarse con el paisaje rocoso bajo el cual se asientan, mientras que la paleta de colores seleccionada para los interiores, una extensión de la estética ‘perfectamente imperfecta’ de Marbella Club, se fusiona con el exterior más puro que les rodea: vegetación exuberante, tonos marinos azul celeste y tonos arenosos y orgánicos.

Una delicada selección de marcas que invaden el diseño de interiores que aborda desde los revestimientos de paredes de la empresa española Casamance, hasta las alfombras de laja tejidas a mano de Gan, las fundas de cojines de firmas como Christopher Farr o Pierre Frey, quien además incluye las telas decorativas, o incluso la ropa de cama de la marca belga Libeco

Con el enfoque en la vida al aire libre y en la naturaleza, los dormitorios y el salón están conectados al exterior por una plataforma hecha de madera de pino, contando además con amplios ventanales que adornan cada espacio para maximizar esta conexión.  La sensación de calma continua la ofrecen los pisos de piedra caliza que complementan la estancia.

En el exterior, la estética continúa borrando las líneas entre el interior y el exterior. Hamacas tejidas a mano salpican el terreno entre palmeras y tumbonas perfectamente ubicadas para disfrutar de las puestas de sol, y un conjunto de sofá y mesa en forma de U bajo el techo de la pérgola cuya inspiración se traslada hasta la cubierta de un yate, ofrece el lugar perfecto para contemplar el mar.

A todo ello se suma el guiño al arte y a la artesanía andaluza a través de sus mosaicos tradicionales, sus cerámicas y azulejos españoles de origen local, como es el caso de cada habitación que cuenta con el talento de la casa local de antigüedades Fábrica de Hielo, y hasta una selección exhaustiva de libros, películas y documentos hechos por gaditanos o donde la trama se sitúa en el propio Cádiz.

La excelencia y el trato personalizado reflejado en cada detalle

En un recorrido por la villa encontramos 5 luminosas habitaciones, cada una con un tono distintivo basado en los colores de la naturaleza que lo rodea, y 6 baños repartidos en tres tradicionales bajos, una amplia cocina abierta, pintada a mano en tonos verde esmeralda, junto a un salón orientado hacia el mar, y a lo que los acompaña los espacios exteriores con jardines privados, cine y plataforma fitness entre palmeras al aire libre, sala de tratamientos wellness, piscina, terraza con barbacoa y mesa de comedor junto a una cocina exterior, huerto e incluso una zona de juegos para los más pequeños con una pequeña cabaña incluida.

Además de todo ello, totalmente equipada, dispone de home cinema, chimenea colgante, sistema de sonido envolvente de audio doméstico, aire acondicionado, WIFI de alta velocidad, juegos de mesa y juguetes para niños.

En cuanto a sus amenidades in-room, con un aroma a medida inspirado en los jardines de Marbella Club, la marca vegana Votary ha sido la elegida para complementar la experiencia, desde los artículos de tocados hasta el set de cuidados de ducha.

Junto a sus instalaciones, los servicios exclusivos de Villa Punta Paloma ofrecen acceso directo a un Villa Host, sello distintivo de las ofertas de villas que ofrece Marbella Club y dedicado a los huéspedes en exclusiva, que se encargan de hacer que la estancia y el trato sea excelente de principio a fin.

Todos los anfitriones, de origen local basados en la Costa de la Luz, ofrecen la sabiduría y el conocimiento de la zona armados con consejos y trucos para sumergir a los visitantes en el encanto de la región, además de hacer las diferentes experiencias más sencillas (entre ellas reservar mesas en chiringuitos y bares locales, organizar la propia entrega de comida a la villa, almuerzos con el producto del huerto o una sesión de mixología a al atardecer con el Jefe de Bares de Marbella Club, incluso impartir diversas clases como sesiones privadas de aeroyoga y excursiones relacionadas con la zona).

Continuando con el trato único y diferenciador de la villa, los huéspedes pueden disfrutar de una variedad de expertos wellness para impartir sesiones privadas de yoga tradicional o yoga aéreo con plataforma propia para la práctica, pilates, entrenamiento personal y tratamientos de spa en una sala exclusiva con 2 camas y diseñados especialmente para Punta Paloma con aceites naturales de la costa. Para completar su espacio wellness, también cuenta con una pequeña sauna.

Además, acercándonos hacia los fogones, el equipo de Helena’s Kitchen, reconocida escuela de cocina en Tarifa y un clásico por sus deliciosos brunch y caterings, ofrece cada día un desayuno completo y variado en el que combinar desde batidos saludables a base de plantas hasta el buffet continental por excelencia, e incluso impartir clases de cocina con las mejores recetas propias de la zona. A todo ello, se le suma la posibilidad de contar con profesionales del hotel para organizar eventos y atender fiestas privadas íntimas, además de servicios de niñera y cuidado de niños.

De la aventura a la relajación absoluta

Posicionado como un destino para un viajero exigente pero audaz, cansado del ritmo frenético del día a día y que guarda en su interior un espíritu aventurero y curioso al mismo tiempo que busca desconectar por completo, Villa Punta Paloma ofrece la oportunidad de exprimir al máximo las ventajas de su entorno y su ubicación excepcional.

Tarifa disfruta de un microclima con agradables temperaturas durante todo el año, donde los veranos son moderados gracias a la influencia del Atlántico, y los inviernos se consideran uno de los más suaves de la Europa Continental. A esto se le suman las condiciones de viento únicas, en las que el efecto del Estrecho de Gibraltar genera un embudo, el conocido “efecto Venturi”, cuando sopla el viento de Levante o Poniente, y que hacen de este rincón sureño el paraíso de los amantes del windsurf y kitesurf.

Además de estos deportes acuáticos donde además de las clases de windsurf impartidas por la escuela ION fundada por Mirko, una institución en la zona, se puede practicar surf, paddle surf o piragüismo para el que la villa dispone de material propio, Villa Punta Paloma se encuentra inmersa en la Reserva de la Biosfera del Mediterráneo Intercontinental, lo que significa un lugar único para la observación de aves migratorias, sobre todo cigüeñas y con posibilidad de impartir clases magistrales, pero también ballenas y delfines.

Las excursiones son una de las partes fundamentales durante la estancia. Además de las posibilidades de explorar el entorno más salvaje de sus alrededores, disfrutando de relajados paseos a caballo atravesando las dunas o rutas de senderismo guiadas por el Parque Natural, conocer y profundizar en la historia y en la riqueza de la zona es vivir aún más la experiencia de este rincón.

Desde la visita a atracciones culturales como las Ruinas romanas de Baelo Claudia en Bolonia, el castillo de Santa Catalina en Tarifa o los Baños de Arcilla, hasta un tour por algunos de los pueblos blancos más bonitos de la Península como Vejer de la Frontera, el casco antiguo de Tarifa, Zahara de los Atunes o Marbella, incluso pasar el charco y visitar África, accesible en menos de 30 minutos en hidroala a destinos como Tánger o Marruecos.

De vuelta a la villa, la relajación y la desconexión es absoluta en cada rincón. La naturaleza es la única protagonista, siendo el sonido del mar mezclado con el de las aves que están de paso los que guían y dirigen el tiempo durante la estancia.

A ello se le suma el ambiente desenfadado que recorre el diseño y arquitectura en cada esquina. Los relajantes tonos arena y ocre se complementan con textiles que celebran los colores de toda la región, desde el verde hierba marina y el audaz turquesa hasta el rubor terracota; mientras que las técnicas de pintura tradicionales de los artesanos locales le dan a cada dormitorio un nivel adicional de textura y movimiento para reflejar el paisaje rocoso y la espectacular luz natural.

Además, detalles como los ventiladores de madera montados en el techo, las cortinas naturales transparentes y los mosquiteros permiten a los huéspedes disfrutar de la suave brisa que ofrece este escondite en la cima de una colina.

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