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La Casa de la Sevillana en Sisante (Cuenca) recibe el premio COACM Emergente en Rehabilitación

La Casa de la Sevillana, ubicada en Sisante, Cuenca, ha sido galardonada con el Premio COACM Emergente en la categoría de Rehabilitación. Este reconocimiento fue otorgado durante la reciente II Edición de los Premios A&U, celebrada en Cuenca. La obra es el resultado del trabajo de Ara y Noa González Cabrera, dos jóvenes arquitectas de Valladolid, menores de 40 años, que han destacado por su enfoque innovador en la rehabilitación de un edificio barroco.

Un premio que inspira

El jurado del premio valoró la capacidad de las arquitectas para resaltar y revitalizar la preexistencia del edificio, creando espacios contemporáneos y funcionales. «Recibir un premio en esta categoría, especialmente fuera de nuestra comunidad autónoma, nos brinda una gran energía para continuar con nuestros proyectos«, comentó Ara González. Según ella, estos reconocimientos son vitales para dar visibilidad al trabajo de los arquitectos jóvenes y ofrecer satisfacción a sus clientes.

En el marco del Día Mundial de la Arquitectura, celebrado el 7 de octubre, se reflexionó sobre el lema «proyectamos el futuro ahora». Ara enfatiza la importancia de que los jóvenes arquitectos aporten un enfoque responsable, creando espacios sostenibles que sirvan para las futuras generaciones. «Cada proyecto es una cápsula de posibilidades que proyectamos hacia el futuro», añadió.

Un edificio con historia

La ‘Casa de la Sevillana’ es un palacio del siglo XVII que ha sido testigo de la historia de Sisante. Originalmente, sirvió como residencia de un cura o de un farmacéutico. Actualmente, un joven empresario ha impulsado su rehabilitación para convertirla en vivienda. «El origen del nombre de la casa es un misterio, pero nos encanta que se llame así, especialmente en un pequeño pueblo de Cuenca», destacó Ara.

Para las arquitectas, el éxito de un proyecto radica en tener un buen promotor, quien debe ser el primero en confiar en el arquitecto elegido. En este caso, los hermanos Carrilero, albañiles locales, fueron los encargados de llevar a cabo la obra, en una colaboración familiar que dio lugar a un resultado personalizado y significativo.

Respetando la esencia original

Al caminar por Sisante, la impresionante fachada de la casa llama la atención. El proyecto de rehabilitación se centra en respetar y recuperar la esencia original del edificio, eliminando intervenciones previas que habían distorsionado su carácter. «Nuestro enfoque ha sido sustraer más que añadir», señalaron las hermanas.

El interior de la vivienda está organizado en tres cámaras longitudinales alrededor de un patio central. La rehabilitación ha realzado elementos como las columnas de piedra en la planta baja, creando una galería acristalada que mejora la conexión entre el interior y el exterior. La cocina, ubicada en el centro, se beneficia de la luz natural gracias a un lucernario y un suelo de vidrio.

Estrategias de rehabilitación

Las arquitectas han aplicado varias estrategias para restaurar la autenticidad de la vivienda. En primer lugar, se eliminaron los elementos que desvirtuaban su carácter original, como falsos techos y cerramientos no originales. Además, se repararon estructuras en mal estado, buscando siempre mejorar la eficiencia energética del edificio.

La rehabilitación incluyó la aislación de la cubierta y la unificación de carpinterías para optimizar el rendimiento energético. «Hemos incorporado protecciones solares tradicionales y sistemas eficientes para calentar solo las estancias necesarias», explicaron.

Modernidad y tradición en armonía

Aunque la rehabilitación respeta el pasado, también introduce elementos contemporáneos que coexisten con la historia del lugar. Las hermanas optaron por utilizar materiales locales, como tejas de demoliciones y baldosas artesanales, priorizando el trabajo de los oficios locales.

«El reto de rehabilitar un palacio del siglo XVII ha sido enorme, pero también gratificante. La clave ha sido eliminar lo que restaba autenticidad y encanto a la casa«, concluyó Ara.

La mayor satisfacción de las arquitectas radica en que los usuarios ahora valoran y disfrutan de la vivienda. «El promotor, un joven valiente, confió en nosotras, y saber que está feliz en su nuevo hogar es lo más importante», finalizó.

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