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El mundo exclusivo del lujo

Bodegas submarinas Vina Maris, el lujo bajo el mar

Las bodegas submarinas son la lógica evolución de los fantásticos hallazgos de los últimos años. Los vinos encontrados en barcos hundidos demuestran que el mar ofrece unas condiciones excepcionales para la evolución del vino en botella.

El caso más reciente tuvo lugar en 2010, en un pecio hallado en el archipiélago de Äland, en el que se encontraron 47 botellas de Veuve Cliquot de 1840. La calidad del champagne sorprendió de tal manera a los expertos de la maison, que la propia bodega ha introducido en el Báltico una selección de sus mejores vinos para crear una colección especial submarina.

En la actualidad, son varias las bodegas en el mundo que han apostado por este innovador sistema de crianza, como la californiana Mira Winery, que envejece su cabernet sauvignon en la bahía de Charleston; la chilena Viña Casanueva, que produce un pinot noir submarino, o la italiana Bisson, que sumerge espumosos cerca de Portofino.

Una zona ideal para la crianza marina se denomina -aquaoir-

En España podemos disfrutar de las bodegas submarinas Vina Maris, que actualmente son las únicas visitables del mundo, y ofrecen experiencias únicas de enoturismo: desde inmersiones con instructores y buzos especializados para conocer las bodegas, a salidas en barco con catas y degustaciones a bordo.

Embarcamos en el puerto de Calpe para dirigirnos a las bodegas submarinas. Los asistentes en ese momento vivirán la emoción de encontrar un auténtico tesoro en el fondo del mar, unos caldos que se han estado envejeciendo a 25 metros de profundidad, en barricas y cofres, que posteriormente podremos degustar.

Bodegas submarinas Vina Maris

El concepto de “crianza submarina” es relativamente nuevo, aunque en los últimos años, las experiencias realizadas –tanto las fortuitas como las controladas- han confirmado que este método de envejecimiento aporta al vino unas características únicas, que han sido valoradas por enólogos y sumilleres de manera entusiasta. Tanto es así, que se ha empezado a acuñar el término “aquaoir” para definir las características propias de una zona de crianza marina.

Son muchos los factores que intervienen en este método de crianza: presión, temperatura constante (en torno a los 14 grados), salinidad, ausencia de luz y ruido, y el movimiento suave y constante del oleaje.

Las catas y los análisis organolépticos confirman que el vino adquiere unas características únicas y propias de la crianza submarina. Se trata de vinos más evolucionados, más redondos y con matices únicos.

La crianza submarina es, sobre todo, un método innovador para lograr vinos únicos e irrepetibles desde el punto de vista sensorial pero, además, es un factor diferenciador de los vinos en el mercado. Dota al producto de un nuevo argumento de venta, distinguiéndolo de la competencia y le aporta un sello de exclusividad y lujo.

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